El
títere es un vehículo de crecimiento grupal y, según el contexto, también un
recurso didáctico.
La
realidad actual comporta una gran falta de seguridad que se traduce en:
violencia en todas sus expresiones, ausencia de valores e incertidumbre,
reflejos ambas de promesas incumplidas de un mundo de paz y de una sociedad más
justa, y ausencia de modelos que encarnen los ideales de la humanidad. Esta
realidad nos lleva a volvernos más individualistas y competitivos y se generan
todo tipo de bloqueos, emocionales y físicos. Queremos ofrecer elementos que le
den la posibilidad a los niños de abrir canales de comunicación; en los títeres
encontramos un vehículo posibilitador de catarsis, un recurso que da lugar a
tramitar al niño su propia realidad. Su empleo en la escuela como técnica
expresiva es muy importante, ya que la personalidad del títere adquiere
características del intérprete-niño, que se comunica con los otros títeres casi
sin darse cuenta.
En
el plano pedagógico, en lo que hace a la enseñanza del lenguaje, esta actividad
teatral permite al niño hablar, mejorar su lenguaje y enriquecer su
vocabulario. A su vez, su importancia radicará en el proceso que protagonizará
cada niño al realizar sus propios títeres, manipularlos ensayando diferentes
movimientos, interactuar con los títeres de sus compañeros, improvisar
diálogos, pensar en un guión asistido por la docente, dramatizar cuentos. Todas
esas actividades se fundamentan en la nueva ética de la educación, que tiende a
hacer del niño y del individuo en general, protagonista de su propio
aprendizaje y su desarrollo cultural, al pasar el eje de la actividad por el
alumno.
No hay comentarios:
Publicar un comentario